13 de enero de 2010

Iris

Permíteme, Iris, que te llame por tu nombre de pila. Que por cierto, es muy bonito.
Es que lo de llamarte Mrs Robinson es muy educado y además, tiene su gracia, pero a estas alturas de la película, ya me cansa un poco, (qué te voy a decir a ti).
Aunque se pudiera deducir lo contrario, Iris, me caes rematamente bien.
Te tengo una simpatía tierna e incluso fraternal.
Porque te veo ahora allí, en el psiquiatra, sintiéndote como todos esos perdidos e invertidos a los que tanto has perseguido y vilipendiado, y me da autentica pena.
Porque sé que seguramente, tú te has entregado a esos hombres con todo tu ser y con lo que no lo es, (como esas 50 000 libras de ala) y al final te has dado cuenta que a quien te has entregado realmente ha sido a la vergüenza y al escarnio.
Porque tu fe que tanto enarbolabas como bandera y pilar, al final solo sirve de juez y verdugo totalmente ajeno y lejano a la condición humana. Que es lo que somos, Iris, simples y pequeños humanos.
Porque ahora los de uno y otro bando no están dejando de ti ni los huesos. Con lo que se están igualando en la misma condición.
Y como siempre me he resistido a pertenecer a tal condición. Te invito, Iris, a ya que has entreabierto los ojos, los abras del todo. A que recuerdes esos momentos de placer que te dieron tus chicos, en los que tu piel por fin, se sintió, sencillamente, piel: plena, sentida, vibrante, deseada... Sin ser ningún vehículo a nada más que la felicidad. Que los recuerdes y sepas que tú en esos momentos, seguías siendo la mima persona, creyente, buena, trabajadora... Pero distinta en un pequeño detalle, eras extasiadamente feliz.
Te invito, Iris, a que releas todo ese dogma que te ha acompañado de por vida y que ahora es tu patíbulo. Y que mires a los ojos a todos esos a los que tachabas hasta de inhumanos, para que te dés cuenta de que somos muchos de nosotros los que ahora te daríamos un abrazo y unas palabras de ánimo.
Sé que por un instante todo eso te ha debido pasar por la cabeza, aunque todos esos que se hacen llamar hombres de ciencia, porque lo tienen en un diploma, ya te lo habrán sacado incluso mediante una lobotomía.
Pero también sé, que la semilla ya está bien enterrada y que terminara por germinar, si no lo ha hecho ya, porque la piel, los sentidos, el sexo, el placer... tiene memoria.

Un abrazo, Mrs Robinson.