27 de febrero de 2007

Yo con 31.

Ya lo sabéis todos, cómo para no saberlo!!! Creo que lo he repetido por activa y por pasiva... el sábado es mi cumpleaños!!!
31 años... qué se espera de una con esa edad??? O lo que es más importante que espero de mí misma???
No vamos a entrar en los derroteros de que la edad es relativa, no es lo mismo en nuestra cultura que en otras, ni tampoco en la época que nos ha tocado vivir que en la de nuestros padres, etc, etc, etc.
Asumiendo todo eso, ahora me pregunto, qué soy o cómo soy con 31 años. Me gusto, me aborrezco, me dejo indiferente, me "pongo" a mí misma...
La verdad, me gusto bastante, qué os voy a decir...
Después de esas crisis existenciales que auguraban las semanas anteriores, con el subidón de la fiesta y de ser el centro de atención por un día, (no lo olvidéis, es mi cumpleaños y yo mando), me he analizado por fin, (vagamente), y he decidido que me salgo por los costados, tanto literal como metafóricamente.
Y aunque algunas veces pienso que soy algo retrasada cronológica, (que no mental), es decir, que el "yo a tu edad", y el "se te pasa el arroz" y el consabido "no sientes la llamada del reloj" o "llega un momento de sentar la cabeza", los voy oyendo, (que no escuchando), con cada vez mayor repetición.
No pienso cambiar ni un ápice de lo que conocéis, porque por ahora creo que me ha ido bien, sino muy bien, y porque creo que ésa que soy yo, está tomando caminos cada vez mejores, sino adecuados o elegidos que es lo más importante.
Tengo la mente abierta, despierta y en continua renovación, como las temporadas de moda.
Tengo un físico envidiable y envidiado, que después del sacrificio indescriptible que estoy haciendo lo será más.
Tengo proyectos cada vez más afianzados, es decir que cada vez dejan de ser más proyectos para convertirse en realidades.
Y tengo, lo más importante, compañeros fieles de viaje que me dan ese empujoncito cuando me da por apearme de esta moto de optimismo en la que estoy subida.
Y comparto todo esto que soy con la mejor persona del mundo, que es la que realmente sabe cómo soy y aún así me quiere.
Facilidades!!!
Tenía que ser la primera en decírmelo.

P.D. Y no! No quiero ser madre, ni falta que me hace. Hacerme tía por favor, que eso se me da de maravilla.
Y sí probablemente sea bipolar, pero aún así me soportáis estóicamente, no será tan malo entonces.


El sábado nos vamos de cañas... hala! a postear!!!

20 de febrero de 2007

Cobardía.

Y dejar pasar las horas, los días, las semanas... y no mirar al espejo... ni siquiera al mísero pedacito del retrovisor, porque me puede devolver la mirada...
No quiero verme en el espejo, no quiero enfrentarme a mí misma cara a cara, no quiero saber, no quiero reconocer...
Me niego a darme cuenta de lo que recorre mi interior. Me cuesta aceptar que a estos los amo demasiado y que a los de más allá los odio con una inquina que no sabía ni que se escondía en mis entrañas.
Me da pereza abrirme en canal para comenzar el análisis, y sacar cosas, darle lustre a algunas, tirar otras y volver la cara ante la náusea que me provocan otras, y saber que todo eso soy yo.
Y que me salga la sonrisa tonta al ver lo grande, lo extenso de algunas zonas y tener que contener la lágrima por lo limitado y vergonzoso de otras.
Y encender la hoguera para quemar algunas historias y estar obligada a sacar la pluma y el tintero para tener que contaros otras.
Pero vais a tener que esperar, como también me espera el espejo, porque si algo no me sobra en estos momentos es valentía, y se necesita mucha, muchísima para ponerse delante del que es, a la vez, el censor más recto y la madre amantísima.
Que no! Que hoy va a pasar otro día más sin reflejarme... como el vampiro...



12 de febrero de 2007

Condenas

Nadie es perfecto. Todos lo sabemos. Sabemos que hasta el alma más elevada comete errores. Que hasta la mente más entrenada tropieza. Que hasta el ser más bienintencionado puede caer en la vileza.
A pesar de ello hemos creado un constructo social y espiritual llamado culpa que nos atenaza y nos paraliza llevándonos en muchos casos a la oscuridad total.
En el momento en el que alguien cae en el error, produciéndonos el daño, accionamos los mecanismos de defensa y castigo, el más efectivo es la culpa. Nos elevamos jueces y verdugos de ese alma y la masacramos con la flechas de la conciencia y más bajo aún, del cariño que nos puede tener, lanzándoselo a los piés en un intento de hacerle creer más ruín. Porque es directamente proporcional el amor que existe entre dos personas a la cantidad de castigo que se impone.
La culpa nos corroe, nos impide pensar, nos convierte en peleles a merced del perjudicado. A su vez él, olvida todas y cada una de las razones por las que nos había adjudicado un lugar en su corazón, no es capaz de accionar la balanza y sopesar cuán vale el daño infringido por el amor mantenido, siendo en ese preciso momento cuando más hay que tenerlo presente.
Parece que al estar heridos se nos olvida nuestra condición humana, sobre todo la del reo, y con ello la intrínseca capacidad del hombre de cometer errores, incluso, os lo recuerdo, sin darse cuenta. A pesar de conocer a una persona durante años, nos "percatamos" con una sola acción de que esa persona es la peor que ha pasado por nuestras vidas, sin ninguna duda.
Incluso nos creemos en el derecho inalienable de ni siquiera informarle de su culpa antes de condenarle.
Se nos olvida, y creo que esto es lo peor, que cuando alguien nos agrede, hay que mirarle de igual a igual, no desde el estrado. Es difícil, lo sé, pero más difícil es pedir perdón de verdad, y somos capaces.





7 de febrero de 2007

El Vampiro

EL VAMPIRO

"Tú que, como una cuchillada,
Has entrado en mi corazón quejumbroso;
Tú que, como una manada
De demonios, enloquecida y adornada, viniste,


De mi espíritu humillado
A hacer tu lecho y tu dominio;
-infame a quien estoy ligado
como el forzado a la cadena,


como al juego el jugador empedernido,
como el borracho a la botella,
como a los gusanos la carroña,
-¡maldita, maldita seas!


He rogado a la rápida espada
Que conquiste mi libertad,
Y he dicho al pérfido veneno
Que socorra mi cobardía.


Ay! El veneno y la espada
me han desdeñado y me han dicho:
"No eres digno de que te liberen
de tu maldita esclavitud,


¡imbécil! -de su imperio
si nuestros esfuerzos te libraran,
¡tus besos resucitarían
el cadáver de tu vampiro!"


"El Vampiro". Charles Baudelaire, "Las Flores del Mal" (1859)