Un callejón de cualquier ciudad. De noche, noche cerrada, ni siquiera hay luna. Sólo las luces de las pocas ventanas que dan a ese callejón inmundo nos dejan entrever algo de la escena.
Dos figuras, no sabemos si hombres o mujeres, pero sí sabemos que humanas, se debaten en patética lucha cuerpo a cuerpo.
Patética porque ya es cansada, pesada, torpe... pero aún así distinguimos que se siguen haciendo daño cuando se tocan.
Parece que una de ellas tiene vencida a la otra, la agarra del cuello, le intenta robar el último aliento. La casi moribunda silueta, se agarra a las manos que rodean su hinchado gaznate como si fueran ellas las que le salvaran, en lugar de ser sus verdugos.
De repente, como si hubiera absorbido energía de algún manantial invisible, consigue desasirse del grillete y salta hacia atrás.
Por un momento quedan exahustas mirándose... un gato maulla desde alguna ventana, miran hacía arriba y sonríen.
Se oyen unos pasos en una calle cercana, aguardan en sliencio...
Hasta que vuelven en sí, se miran y vuelven unirse en una masa informe, de la que sólo emanan golpes y quejidos.
A todos se nos pasa por la cabeza que en algún momento esto tiene acabar, pero, ¿cuándo?
¿Puede ser eterna? ¡Eso es imposible!
¿Imposible? No sé, depende de nosotros mismos.
Esta cruenta y patética pelea se está llevando a cabo ahora mismo en cada una de nuestras almas. ¿O no?.
7 comentarios:
sublime.
que asquerosamente buena eres.
Absolutamente genial.
Así da gusto. ¿Que sería de mí en el trabajo si no te hubiera encontrado?
Me encanta cuando haces este tipo de escritos, eres muy buena.
Gracias.
Wooow! desde luego que sí! y sí parece que pueda ser eterna la verdad... porque nunca parece que una de las partes pueda vencer definitivamente a la otra, guerra eterna compuesta de infinitas batallas. Nuestra alma, nuestra mente, todas y cada una de nuestras acciones, pensamientos y decisiones llevan de previo esa lucha inmunda, que a la vez nos hace humanos, que al mismo tiempo nos permite equivocarnos, que gracias a ella como personas, a menudo erramos.
huy,qué dificil; yo llevo "taitantos"años,dandole vueltas,que me he llegado a marear.
besos.
Una descripción de lo más lograda, una secuencia de un guión,.., un desenlace reflexivo y sublime. A veces sería mejor que las batallas del alma fueran así, violentas y físicas, serían menos tormentosas. Este "relato" lo has bordaó! cago nnn!
Jo, vaya si pasa chica! Mis luchas internas son míticas e interminables! Qué cansadas! jaja! Lo describiste de maravilla!
En cuanto al anterior blog... Creo que yo tampoco podría ser madre... No me veo... demasiadas contradicciones e inseguridades como para indicarle a nadie el mejor camino a seguir... ¡Qué vida esta...! :-) Muchos besos!
Hacía siglos que no me pasaba por aqui, principalmente porque casi no he tenido tiempo, pero sé que no valen las excusas. ...I´m Sorry.
Tendría tantas cosas que decir de post atrás que ocuparía líneas enteras. Pero lo primero es: gracias por las veces que me he visto nombrada.
Y lo segundo es que me ha encatado como describes esa lucha interior que se ve perfectamente reflejada. Además últimamente me veo con muchas de esas luchas y acaban agotando.
No te diré nada acerca de lo de ser madre porque ya lo has dicho todo y creo que también hay que ser muy valiente y tener las cosas muy claras para tomar una decisión así.Pero eso sí! Si la decisión es porque quieres no tenerlos me parece genial, pero no lo hagas porque pienses que serás mala madre...porque yo creo que eso es un instinto. Sé tiene.
bueno muchos besito. Prometo pasarme por aquí más amenudo!!!!
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