Decía el maestro entre maestros, Don Miguel de Unamuno: "Un pedante es un imbécil adulterado por el estudio".
Y yo debo añadir, con gran humildad por supuesto, que un déspota es uno de estos imbéciles que en lugar de estudiar, se han forrado de pasta. Y en nuestra queridísima y venerada sociedad, ya se sabe que el más poderoso de los atributos es acumular montones de vil metal.
Puede ser que uno de estos pequeños dictadores de estar por casa, no fuera realmente más que un pobre diablo si ese poderoso caballero no se hubiera puesto a tiro. Pero ya sabemos que la diosa ve menos que Rompetechos.
Un curioso efecto de esto que os hablo, es lo que yo llamo la teoría de la excelencia moral. Cuanto más dinero posee uno de estos seres y más sube en su pequeña escala social, (aunque sea en la de su pueblo de 300 vecinos), más excelente moralmente se vé y cree a piés juntillas que es.
Cuántos de estos especímenes vemos día a día actuando impunemente en cualquier ámbito, y lo que todavía me da más ganas de vomitar, se erigen como modelo a imitar por su elevedísima escala de valores.
Son jueces y verdugos de todos los que ellos ven debajo, debajo en renta anual.
Claro que, en todo este arrebato de ira que me invade, una parte de mí sigue pensando si no somos nosotros mismos los que erigimos a estos reyezuelos de tres al cuarto.
Por otro lado, también conozco a otra gente que ha conseguido los favores del cuerno de oro y no sólo ostentan esa fortuna porque también son justos, bondadosos, cultos...
Ahí me queda la pregunta para este largo fin de semana, ¿se puede o no se puede confiar en el alma humana?
(No os puedo dejar enteramente de vacaciones).
4 comentarios:
Qué dilemas nos planteas! Ufff! Yo creo que sí se puede confiar en el alma humana, todo depende del alma de qué humano elijas para confiar! jaja! Porque es cierto que esos reyezuelos de pacotilla de los que hablas somos nosotros quienes a veces otorgamos una credibilidad que no tienen y que ellos precisamente por ese poder sobrevenido se creen que tienen más capacidad que ningún otro de opinar, de mandar, de establecer sus criterios que aun encima, por supuesto, piensan que es mejor que el de la mayoría...
En fin, no sé si se me entiende, pero yo a ti sí, y como siempre te agradezco que nos hagas plantearnos cosas que, de veras, si no fuera por ti (o por un momento de inspiración divina) nunca me pararía a reflexionar... Muchos besos y feliz festivo, porque yo el viernes vuelvo tengo que trabajar...y ¿tú creo que también no? Ay, qué vida esta! ;-)
El dinero es que es muy peligroso, tiene el poder de volvernos gilipollas, también felices aunque digan que no... Como todo, depende de cada persona. Y ¿si se puede confiar en el alma humana? NOOO, el alma humana es el peor trabajo de Dios (digo Dios porque la madre naturaleza -siempre sabia- no crearia algo tan imperfecto, así que por descarte...) en fin, no creo que se pueda confiar en el alma humana ni cuando le toca el amor ni cuando le toca el dinero. Pues en ambos casos nos puede pasar que saque lo peor y/o lo mejor de uno mismo.
Gracias por hacerme pensar.
Besos guapa.
Dijo una vez aquel genio de bigote que el dinero no da la felicidad, que hay otras cosas. Pero son tan caras...
Yo quiero confiar en el alma humana, de hecho normalmente confió, pero... sí es cierto que me he llevado más de un batacazo. Aún así, creo que se puede confiar en el alma no adulterada, pues cualquier producto adulterado deja de ser totalmente previsible.
Salu2!
Se puede! si! te lo digo con pleno convencimiento. y aunque la gente me siga dando puntapiés miraré a aquellos que aguardan con una sonrisa en el rincón de siempre, y diré: SE PUEDE CONFIAR EN EL ALMA HUMANA !!!
un pedazo de abrazo
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