Sierra noroeste de Madrid, calurosísimo 22 de julio a una hora no menos calurosa, alrededor de las cinco de la tarde, unas cuantas féminas, (y podría poner la mano en el fuego por unos cuantos entes masculinos), nos encontramos cada una en nuestra casa, pegadas al televisor y al sofá pero eso ya por el calor, reviviendo ávidas una historia que no sé cuántas veces hemos podido recorrer, pero aún así no podemos dejarla pasar de nuevo.
Quizá en algunos momentos hasta repetimos los diálogos con los protagonistas y aunque sabemos de sobra qué va a pasar, seguimos indignándonos o emocionándonos con sus decisiones y sus desvelos.
Después, en uno de esos salones de la sierra, tres de esas féminas nos enfrascamos en un acalorado debate sobre lo que hemos visto, como si no lo hubiéramos tenido ya infinidad de veces... Pero lo mejor es que, en cada una de ellas llegamos a conclusiones diferentes, o nos intercambiamos los roles, o discutimos sobre otros detalles, o simplemente nos contagiamos las emociones y los recuerdos que nos produce, o...
Podríamos estar horas enlazando además de ésa, otras tantas cartársis que nos producen otras no pocas historias. Subiendo hasta la cima, riéndonos a carcajadas y aturullándonos al hablar. Cavando hasta el infierno, abriéndonos en canal y poniendo las vísceras encima de la mesa. Iniciando y subsanando más de uno y de dos rifirafes que se producen por el camino. Embelesándonos con imágenes inolvidables, dignas de cualquier coleccionista de arte millonario. Pero siempre, con ese brillo en los ojos que te produce la satisfacción plena.
Ayer a las cinco de la tarde una cadena de televisión programó Tal como éramos de Sidney Pollack y durante dos horas sé que unos cuantos hogares tenían los platos sin fregar, la ropa húmeda sin tender y la piscina y el calor no existían. Y ayer a las siete de la tarde cuando ya había acabado, no hacíamos otra cosa más que expulsar todo aquello que nos hace sentir. Compartir esa experiencia tan onanista como es ver una película.
Ayer fue Tal como éramos, otro día puede ser Un tranvía llamado deseo o Rompiendo las olas u Hoy empieza todo o Irma la dulce o miles, millones más...
Todo comienza con el primer segundo de cualquier película, pero no termina nunca. Adoro los "antes de...", pero me quedo con los que tienen unos grandes "durante" y enormes "después de...".
¿Quién dice que una película dura unas dos horas? Dura toda una vida.
3 comentarios:
Ay que bonito!! que me has emocionado..pero que razón tienes y es verdad que cuando una pelicula te llena de esa manera nunca termina, siempre esta ahí, presente. No sabía que la daban, últimamente no veo casi la tele, pero veo que a veces vale la pena..
Muchos besos, y que es un placer pasarse por aqui..
Petalito
guauuu que estremecimiento! hay películas que tienen ese don, si,si. cada cual tiene la suya, y algunas ponen de acuerdo a mucha gente. no quiero mencionar ninguna porque me me dejaría otras en el tintero...
besos
"Tu novia es muy guapa Havel, traela algun dia a cenar a casa"...ohhhh, yo fui una de las que no pudo separarse del televisor. Sabes que otra echaron hace poco Vir...¡¡¡Descalzos por el parque!!! shama shama
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