9 de agosto de 2006

Nunca hables con extraños

Cuando éramos niños y a las chicas todavía de mayorcitas, nuestros padres siempre nos repetían hasta la saciedad lo de que nunca habláramos con extraños...Ja! Y ellos cómo se conocieron... Es verdad! Creo que es una de las órdenes más repetidas y menos obedecidas de la humanidad: "Nunca hables con extraños"...
Entonces cómo hemos llegado a tener pareja, amigos, socios e incluso familia, porque la primera que vez que ves a tu primo Manolo que vive en Alemania por mucho que tu padre diga que es tu primo y que es el hijo de su hermano del alma, (al que hace 25 años que no ve), es un extraño, (para mí que lo es).
Extraño... por qué nos dará tanto miedo lo desconocido. Si nuestra vida, al fin y al cabo se rige básicamante por desentrañar lo que ignoramos, desde que nacemos. Y lo más curioso es esa prohibición eterna hacia ello. Si la hubiéramos cumplido desde el principio de los tiempos, probablemente hoy no estaría aquí escribiéndoos ni vosotros leyéndome.
Hágamos memoria por un momento, si empezamos por nuestra más tierna infancia, más aún por el momento en el que nacemos, nos trae al mundo... un desconocido!!! Y la guardería? Y el colegio? Y... TODO!!!
Y si no solo nos referimos a las personas sino también a las cosas, los lugares, la vida en general, todo es extraño, todo lo ignoramos hasta que tenemos la oportunidad de conocerlo y nos adentramos en ello.
Si lo pensamos un poco nos damos cuenta que la desobediencia a esa prohibición (que es intrínseca al ser humano), es lo que hace nos vivir y ser.
Lo peor de todo es que ese temor hacia lo desconocido ha generado los más grandes odios de la humanidad y lo más triste, lo más desolador, es que los sigue generando.
Qué voluntad ponemos cuando queremos en saltarnos las normas a la torera y cómo las cumplimos a rajatabla en las situaciones que menos lo requieren. Es que hay clases y clases de extraños? Quizá si nos hubiéramos tomado nuestro tiempo en conocer más a los "otros" extraños, a esos que nos parecen tan lejanos y por ello tan peligrosos, y ellos a nosotros, no ocurriría lo que está aconteciendo en la mayor parte de los rincones del planeta.
Niños, un consejo, desobedecer a vuestros padres.
P.D. Para Con, por aquella noche estábamos en su casa y nos dijo que qué hacíamos allí si no nos conocía de nada. Una de las noches que más me he reído en mi vida. Esta reflexión la comenzó ella entonces.

8 comentarios:

meri dijo...

Ese miedo al extraño debe crecer en el ser humano con la edad, porque yo que siempre he hablado con extraños y de extrañas charlas he sacado cosecha de la buena, me veo diciendole a mi Luna (sobrina increible) ten cuidado que en la vida hay trampas (en idioma chiquitistani claro, tiene dos añitos) ¡¡un besito Vir, arriba el chorro!!

Anónimo dijo...

Si yo no hablase con extraños, no habría conocido a la gente del corto, ni me habría ido de gira con el teatro,...ni la mayoría de los trabajos que he tenido, jeje

Hay que arriesgarse,...hasta cierto punto,...pero arriesgarse.

Un besin ;)

Anónimo dijo...

Dejan de ser extraños desde el mismo instante en que te miras al espejo y descubres la única realidad capaz de cambiar el mundo: el Otro soy yo. No lo digo yo, es de Hebe de Bonafini, de las Madres de Mayo.

D.G. dijo...

Y que son los extraños salvo personas que no conoces su vida? cuantas parejas hay que, salvando el hecho de ser extraños el uno del otro, sienten la extrañez o versionan la verdad sobre una gran mentira?
La mentira nunca fue mas que la verdad cambiada, el extraño es aquel al que no sabemos conocer, y el conocido a menudo es el prejuicio de la forma.

Anónimo dijo...

soy extraño, quieres hablar conmigo????????????

Anónimo dijo...

Muy buenas,me ha gustado mucho, mucho, mucho, mucho. Y solo quisiera añadir que yo una vez, cuando era pequeñita, hable con un extraño y me regaló unos pendientes mu bonitos.
Un besote Viryilia, ya estabas tardando en escribir algo.

Carlos dijo...

Encantado de haber visitado tu blog y encantado de te hayas dejado caer por casualidad en el mío.

un cordial saludo

Anónimo dijo...

Lo sensato sería poder advertir y prohibir a los niños de que no hablen con extraños "malos". Ojalá fuese facil distinguir a los malos de los buenos, si ni tan siquiera sabemos discernir el bien del mal.
Eso si, el dia que tenga hijos, seguro que les diré: "No hableis con extraños"